martes, 1 de marzo de 2011

1a Pere 1:7



         "Les cuento mi parábola preferida, la que me ha enseñado la vida: la oración del estiércol.

          Para hacer crecer hermosas flores en un jardín hace falta estiércol. Es nuestro pasado. Dios se vale de él para hacernos crecer.
          Cuando el cagajón sale del culo del caballo está demasiado caliente, es demasiado ácido y demasiado pesado. Apesta, da asco. Si lo extiendes inmediatamente sobre las flores y sobre las semillas, las quema y las aplasta.
          Es preciso dejar reposar el estiércol, esperar a que se seque, a que se descomponga lentamente. Con el tiempo se convierte en algo maleable, inodoro, ligero, fértil.
          Entonces da las flores más bellas y los brotes más hermosos.
          Dios se vale de nuestro pasado como si fuera estiércol para nuestras vidas. Para hacernos crecer.
          Pero si dejas la cabeza en tu pasado, un pasado aún demasiado caliente, te asfixia.
          Hay que dejarlo reposar.
          Poco a poco, se descompone en nosotros  lo que está mal por la acción del tiempo y de la gracia. Hemos de amar lo que nos daba vergüenza y nos parecía innoble. Este estiércol se convertirá en fuente de fecundidad.
          Nuestro pasado, nuestro sufrimiento, nuestros infiernos, nuestros gritos, so en aspecto que adquiere el canto en la lengua de los pobres.
          No se puede ser hoy sin haber sido a.yer"
                                                                                                                                   Tim Guénard

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